Cómo combatir una fobia

  • La exposición al propio miedo es la terapia más utilizada con los pacientes

Lo fundamental a la hora de tratar una fobia es estar decidido a superarla, no desilusionarse si los resultados tardan en aparecer, ponerse metas claras y posibles (no imaginar situaciones imposibles de cumplir: una persona con cinofobia –miedo a los perros- tal vez nunca llegue a disfrutar de la convivencia con tres mastines, pero puede sentirse conforme si consigue visitar a un amigo que tiene un perro en casa sin por ello sentirse ansioso días antes. Luego hay que establecer un día determinado para comenzar el tratamiento, habiéndose armado de paciencia. Finalmente, valorar todos y cada uno de sus logros, ya que por pequeños que puedan parecer implican siempre un gran paso.

1 Terapia de exposición.

Un tipo de tratamiento muy habitual para las fobias es el de la terapia de exposición. En ésta, poco a poco, los profesionales confrontan al paciente con la situación tan temida. El estímulo gradual y progresivo hacen que las personas de a poco vayan controlando sus temores (por ejemplo, si una persona teme a los pájaros, puede comenzar por ver una pluma, o un dibujo de un ave, y recién una vez que tolere el miedo que estos estímulos le generan, se intenta con algo más).

La psicóloga Elia Roca señala la exposición como el principal método de tratamiento de las fobias. Suele aconsejarse permanecer en la situación temida hasta que se reduce la ansiedad.

Se recomiendan, siempre que sea posible, las sesiones largas de exposición: de 1 a 3 horas, ya que así se facilita que se reduzca la ansiedad antes de abandonar la situación fóbica.

Por su parte, el psicólogo Sebastián Mera, de Gabinete-Psicológico, recalca la importancia de enfrentarse a la situación que provoca la fobia cuanto antes. “Cuanto más evitas un problema, más grande se hace”.

En función del objeto que provoque la fobia, será más o menos factible exponerse a él. No es lo mismo tener miedo a los perros que a volar en avión. La exposición tiene que ser gradual, debe de ir desde lo más liviano hasta la situación más extrema. Si por ejemplo tienes fobia a las cucarachas, deberás empezar por ver fotos o documentales de las cucarachas y terminar cogiendo una con la mano, explica este psicólogo. Hay que darse cuenta de que el final catastrófico de la fobia es solo una distorsión de la realidad, porque el perro al que te acerques no tiene porqué morderte ni el avión en el que montes se va a caer.

"Las aproximaciones a la fobia se pueden hacer acompañado, pero al final uno debe ser capaz de enfrentarla solo", señala finalmente Mera.

2 La insensibilización sistemática.

En la insensibilización sistemática se recurre a la imaginación del paciente, que va proyectando en su mente al estímulo temido. La imaginación del estímulo se detendrá cuando el paciente no puede controlar su ansiedad, y se retomará cuando se ha tranquilizado.

Este tratamiento requiere tres condiciones:

- Saber relajarse mediante la técnica de relajación progresiva.

- Crear una serie gradual de situaciones de práctica que producen ansiedad. Estas situaciones pueden practicarse en la imaginación o en la realidad.

- Recorrer las situaciones graduadas relajándose en cada una y dominándola antes de pasar a la siguiente.

3 Terapia cognitiva.

Existe otro tratamiento conocido como terapia cognitiva, en el cual se le da al paciente mucha información sobre aquella situación a la que teme, para que de esta manera vaya cobrando confianza.

Este tratamiento se utiliza mucho con pacientes que padecen de aerofobia –miedo a volar- y que sin embargo necesitan poder subirse a un avión debido a motivos laborales).

4 Métodos de choque.

Algunas personas optan por métodos de choque(terapias conductuales donde se produce una exposición forzada al estímulo, hasta que el paciente controle su ansiedad). El uso de psicofármacos no suele ser recomendado en el tratamiento de las fobias, debido a que, si bien puede paliar los síntomas de ansiedad, no elimina el problema.

5 La fobias más buscadas en internet.

Sociofobia

Se trata de un persistente e intenso miedo a situaciones que implican contacto con otras personas, como hablar en público, saludar o presentarse a otras personas. Las personas con fobia social desarrollan ansiedad anticipatoria; el sólo hecho de pensar en la situación temida les provoca síntomas como tartamudez, sudoración, dificultad en el habla o malestar estomacal.

Es una de las fobias más comunes entre adolescentes y jóvenes, se calcula que cerca de un 4% de las personas entre 18 y 55 años la padecen. A diferencia de otras fobias, ésta es igualmente común en hombres y mujeres.

Agorafobia

Se trata del miedo a los espacios abiertos y es un trastorno más común entre las mujeres. El agorafóbico teme todo aquel lugar donde no se sienta seguro o no pueda recibir ayuda. Quien presenta este tipo de trastorno suele refugiarse en su hogar y rara vez sale, ya que en estas ocasiones experimenta una gran ansiedad.

Amaxofobia

Se trata de una fobia propia de los conductores, quienes se sienten incapaces de sentarse frente al volante del vehículo. Se caracteriza por producir sudores, taquicardia, respiración agitada o entrecortada, temblor, malestar estomacal, mareos, cefaleas, vértigo y otros síntomas propios de la ansiedad. Puede estar provocada por secuelas postraumáticas de haber vivido un accidente de tráfico, o bien por malas experiencias durante el aprendizaje.

6 Otras fobias muy comunes.

Zoofobia

Se define como un persistente, anormal e injustificado miedo a los animales. Ejemplos de zoofobias específicas podrían ser entomofobias (miedo a los insectos), el miedo a los reptiles (herpetofobia), o a las serpientes en particular (ofidiofobia). Incluso hay personas que temen a los animales domésticos, como el perro (cainofobia) o el gato (ailurofobia).

La zoofobia, como cualquier trastorno de este tipo, puede causar diversos síntomas propios de la ansiedad, tales como la taquicardia, la sudoración de palmas, sequedad bucal, temblores, etc. Incluso puede llegar a desembocar en ataques de pánico, más allá de que el fóbico reconozca que sus temores no tienen fundamento.

Aracnofobia

La aracnofobia es el miedo a las arañas.

Se calcula que la mitad de las mujeres y el 10% de los hombres padecen esta fobia en algún grado. Las reacciones de estas personas resultan exageradas para los demás, e incluso para los mismos afectados. Éstos procuran mantenerse apartados de los sitios en donde pueden encontrarse arañas, o donde han visto telas de araña. En los casos más serios, el pánico puede ser detonado incluso al ver una fotografía de una araña.

Aerofobia

La aerofobia es el miedo a viajar en avión. Las personas que padecen esta fobia no experimentan sólo una ligera inquietud en el momento del despegue o aterrizaje, sino que la fobia a veces les impide planear siquiera un viaje de este tipo o les ocasiona trastornos de ansiedad ante la perspectiva de un futuro viaje.

Claustrofobia

Al contrario que la agorafobia, este trastorno implica el temor a quedar confinado en un espacio cerrado. Estas personas suelen evitar los ascensores, el metro, los túneles, las habitaciones pequeñas, hasta las puertas giratorias les pueden presentar dificultades, así como el uso de máquinas de hospital como el TAC. Su miedo suele ser sentir que les faltará el aire.

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